Cada vez menos iraníes optan por trabajar en uno de los oficios más antiguos del país. Tejer alfombras requiere mucha paciencia y experiencia. Además, no es raro experimentar la tensión del trabajo de filigrana en los telares. Un proverbio iraní dice: "Que nunca te duelan las manos".
Cada vez hay menos jóvenes en el campo de los nudos, lo que significa también un aumento de los salarios en este oficio, porque cuanto menor es la oferta, mayor es el precio. Y esto está repercutiendo en el históricamente importante mercado de las alfombras persas. Los precios se han duplicado en la última década. Fabricar un metro cuadrado de la mejor calidad cuesta hasta 4.000 euros. Aunque esto pueda representar un extremo, el precio lo demuestra: las alfombras persas no son artículos baratos del montón, sino siempre una pieza de arte anudada a mano.
Esta artesanía centenaria sólo se encuentra en unos pocos países del mundo. En Irán, es una de las más importantes del país. Pero también en Nepal y la India, en Pakistán y Afganistán, los artesanos tejen alfombras de gran calidad, a veces durante meses de trabajo.

En tiempos pasados, las alfombras orientales adornaban los palacios y las casas de los ciudadanos ricos. Simplemente servían como símbolo de estatus. Todo el mundo quería tener una auténtica persa en su salón. Sólo las auténticas, con un certificado y una gran densidad de nudos. No fue hasta 1873 cuando el jeque Naser ad-Din ayudó al persa a alcanzar la fama. Su opulento estilo de vida, completado con alfombras, dejó una impresión duradera en sus contemporáneos. Podría decirse que fue un influyente del siglo 19. Pero tras unos 100 años de éxito, se produjo un bajón en la demanda, incluida una imagen algo polvorienta. Las generaciones más jóvenes querían alejarse del mobiliario de sus padres y probar algo completamente nuevo.

Pero lo que dura mucho tiempo también conserva su valor. Desde hace algunos años, las alfombras persas están experimentando un gran resurgimiento, que ahora afecta a todo el mundo occidental. Según los comerciantes, no son raros los embotellamientos en el suministro. Además, el rial, que se ha encarecido -debido al levantamiento de las restricciones comerciales en el conflicto nuclear con Irán-, también podría encarecer los precios en el mercado de alfombras en el futuro.
Ya sea como colgante delante de un muro de hormigón o como decoración en el suelo de parqué, las posibilidades y variaciones de diseño son infinitas. Y también lo son los diseños de los persas modernos. Desde Instagram hasta Schöner Wohnen, pasando por una gran variedad de tiendas de muebles: todos quieren colocar el diseño oriental como contraste floral a la fría atmósfera vital del minimalismo.
¿Y el futuro lejano? Como con cualquier producto, incierto. Pero es la paradójica situación de dar la espalda a la alfombra lo que está volviendo a dar alas a la alfombra persa. Casi nadie sigue colocando moqueta de pared a pared como revestimiento permanente del suelo. El parqué, la piedra y el vinilo podrían ganar la competición de revestimientos de suelos. Pero a algunas personas se les congelan los pies en el sofá por la noche si permanecen demasiado tiempo sobre piedra natural. Y entonces vuelve el anhelo de un persa suave, cálido y acogedor.